martes, 10 de julio de 2007

Desconocida

Todo empezó de la manera más extraña...

La conocí por una página de contactos, ambos usámos seudónimos, y acordamos encontrarnos. El trato era sencillo, íbamos a realizar un trio sexual, con una amiga mía, a la que iba a convencer de este asunto. Al final, la amiga desistió. Me quedé con los crespos hechos. Aún así, Val, la chica de la página de contactos, y yo habíamos congeniado bastante por msn. Además, nos habíamos puesto muy calientes.
Quedamos en vernos en el centro de Lima. Ella llegó tarde, así que la tuve que esperar, de lo más aburrido, en una cabina de internet. A la hora ella se presentó y nos miramos de frente por primera vez, y en ese momento supe que no me la quería llevar a la cama tan rápido.

No era muy alta, de 160 cm, delgada, tes canela, ojos celestes falsos, y con una sonrisa realmente encantadora. Su mirada penetraba mis ojos con curiosidad, quizá con un poco de deseo. Coversamos, como viejos amigos, antiguos amantes, de tiempos inmemoriables. Desde un inicio me puso las cosas claras, ella no quería que supiera nada de su vida, y yo me prometí a mi mismo no preguntarle nada, y así lo hice. (Solo se me escapó una pregunta, lo admito).

Por eso ni siquiera se su nombre, o donde vive. Aunque claro, ella me contó mucho más de lo que haya esperado. Sin embargo, fue la mejor cita que tuve en mi vida: la más sencilla, la más original, la más natural, a pesar de la forma como nos conocimos. Justamente porque en cierto punto olvidamos la forma como lo hicimos. Esa noche dormimos juntos, y pude sentir su piel, su fuego, y el mar que tiene dentro, y que se le sale de a pocos, cuando se pone triste.

Yo me enamoré de ella esa noche. Algo que pensé que no era posible. Y fue justamente hace una semana atrás cuando la conocí, y no sé nada de ella. La amo. Con ese amor incipiente y esperanzado que todos tenemos al iniciar una relación sentimental. Lamentablemente, no creo que vuelva a saber de ella, a pesar que sé que le gusto, y que esa noche no suspiraba tanto en vano.

Donde quiera que estés... ojalá nunca te olvides de mi....


Denso como invierno

Denso como en invierno,
mis deseos nublan cada uno de mis pasos,
... asi empieza cada noche,
busco cada emoción pasada,
no las veo, no las veo.

Son días de poco cariño, o quizás mucho y te olvidaste como conservarlos (hay un vaso delante mío, frágil pero aún sin quebrarse), pero no importa...vienen y se van, se cruzan, así las dos me envuelven y luego me descubren, corro para un lado, y huyen para el otro, ambas no pisan el mismo camino pero igual se alejan, la una voltea y sonrie, la dos corre más rápido; ahora la una me mira con enojo (desde muy lejos) y la ¿dos? ¿quién sabe que sientela dos?

Sin alcohol, pero es invierno, la neblina embriaga en invierno.